Una
vez en un reino muy lejano nació en el seno de la familia real un niño
llamado Aron, su destino iba a ser el de ser el gran rey del reino cuando
cumpliese la mayoría de edad. Pero en su familia no todos estaban contentos
por su nacimiento. Su tío Alfred, que ansiaba hacerse con el trono, no podía
soportar la idea de que este pequeño llegase a ser rey antes que él.
Pasaron
los años
y un día,
cuando Aron salió de caza, el malvado tío le encargó a un
sirviente que acompañase a Aron y cuando estuviesen en la zona más oscura
del bosque se deshiciera de él
fingiendo un accidente de caza. Se fueron alejando por los bosques del reino
hasta que llegaron a una zona donde los árboles no dejaban pasar ni un rayo de
luz. En ese momento el sirviente fue a apuntar a Aron, pero cuando le tenía en el
punto de mira, decidió desobedecer las órdenes y le contó a Aron
todo el plan que había elaborado su tío para deshacerse de él. La única
escapatoria que le quedaba era huir, ya que si no, su tío se las
arreglaría
para eliminarlo.
De esta
forma Aron, con lo puesto, buscó un lugar en el que refugiarse por la noche hasta dar con
una cueva húmeda y fría.
Al día
siguiente, cuando Aron se levantó, decidió buscar
un refugio un poco más cálido
donde pasar el resto de las noches. En un momento dado, paseando por el bosque,
vio como
de una pequeña cueva salía una luz. Decidió acercarse
y cuando estaba apunto de entrar escuchó la voz de lo que parecía un grupo de mujeres.
Aron, intrigado decidió entrar, pero una vez dentro quedo fascinado al ver a 7
mujeres, vestidas todas ellas con armaduras, yelmos y espadas como los
caballeros de su antigua corte. Aron, esperanzado, les preguntó si
pertenecían
a la orden del rey, pero ellas, lejos de confirmarlo, comenzaron a reírse a
carcajadas y le dijeron que ni mucho menos, que eran caballeras proscritas, las
habían
expulsado del reino por defender al pueblo por encima de los intereses de los
tiranos como Alfred, el malvado hermano del rey y se hacían llamar la orden de las manos
limpias. Aron enseguida comprendió que aquel grupo de caballeras impartían
justicia por encima de la ley y viendo que no le quedaba otro camino, más que el
de malvivir y vagar por las cuevas, decidió unirse a su causa.
Los
primeros meses Aron ayudaba de una forma más indirecta, a parte de
mantener el refugio salía a cazar y reconocía los distintos terrenos, pero poco a
poco se fue adaptando a la rutina de la orden de las caballeras de las manos
limpias. Fue pasando el tiempo y Aron fue formándose como caballero gracias
a la ayuda inestimable de Adela, la más pequeña de las
caballeras con quien guardaba una relación muy especial. Fue así que
llegado el momento, Aron estaba preparado para impartir justicia para el
pueblo.
Un día,
cuando el grupo de caballeros volvía de cazar, escucharon como se
acercaba un ruido de carruajes, escuchaban el relinchar de los caballos y lo
que parecían
ser las finas voces de la gente de la corte. Así que, las caballeras y Aron
decidieron tenderles una emboscada. Mantuvieron posiciones y cuando se fue
acercando el comité, Aron reconoció el carruaje de su padre, el rey, pero
la emboscada ya había sido ejecutada. De esta forma a las pocas tropas que
acompañaban
al rey no les quedo otro remedio que levantar las manos al verse sorprendidos
por otros caballeros. Fue en ese mismo momento cuando el rey, que iba dentro
del carruaje, salió para ver por qué se habían parado. Durante un segundo, se
miraron el rey y Aron a los ojos, y como si de un hechizo se tratase, al rey se
le empezaron a venir a la cabeza las imágenes de la infancia con su hijo,
reconoció a
Aron y ambos rompieron a llorar en un gran abrazo. En este momento, Aron explicó
a
sus compañeras
de la orden y a su padre, que hace unos años, se vio obligado a huir ya que en
el reino, su malvado tío Alfred quería quitárselo de en medio para
lograr hacerse con el poder. Lo que decía Aron, concordaba con la información que
daba la orden de las manos limpias sobre el desfalco que llevaba acabo el
hermano del rey. Al escuchar esto el rey se vio traicionado por alguien de su
propia familia y decidieron partir de vuelta al reino para juzgar a su propio
hermano y encerrarlo para siempre en la cárcel por todos los malos actos que había
cometido contra él y su pueblo. El rey además, viendo la gran labor a
la que se dedicaba las caballeras de la orden de las manos limpias, decidió
crear
un cuerpo especial en la corte que controlase el dinero público de
todos los ciudadanos pero recibió una petición
especial de su hijo. Aron deseaba casarse, si ella lo aceptaba, con Adela, la
fiel compañera de Aron durante sus años en la orden y ella, no
pudiendo estar más
encantada, aceptó sin dudar. Y todos juntos vivieron felices y comieron
perdices.
En la
adaptación
de este cuento para niños de 5-6 años , he querido cambiar o deshacer el
arquetipo de la posición que ocupa la mujer en el cuento. Por un lado quería
sustituir la figura de la madrastra, ya que creo que es una figura que en todo
tipo de historias siempre cumple un papel negativo y de esta forma podemos construir
otro tipo de concepto sobre ella ya que, entre otras cosas, hay que tener en
cuenta que los niños no tienen brujas en sus familias, pero si que pueden
tener madrastras y a estas edades fabricar un concepto erróneo
sobre las madrastras puede no ser lo más acertado. Y de esta forma ayudamos
a formar un concepto menos peyorativo que, aunque no sea el objetivo de esta
historia, si que podemos utilizarlo como herramienta.
En este
cambio del papel de la mujer en los cuentos folclóricos
también
he querido hacer hincapié en la posición de la mujer como guerrera, como
mano firme que lucha contra las injusticias, y no como una mera muchacha que es
resultado del destino.
Creo que
las edades que he escogido funcionan bien para este relato, donde los niños
pueden llegar a entender con cierta profundidad el tema de los hurtos y las
traiciones desde un punto de vista donde la muerte no es el camino final y
donde pueden llegar a comprender que el camino del bien y el mal se traza día a día y
donde la consecuencia a los actos malos no siempre es la muerte. He querido
hacer hincapié en esta idea, ya que los niños de 5 años, según
Piaget, se encuentran en una etapa heterónoma o del realismo moral y tienen
muy presente el hecho de que cualquier mala acción será castigada
y viceversa. De esta forma, sabiendo que se encuentran en una etapa donde
juzgan todo por bueno y por malo evitaremos que la muerte sea el castigo de las
malas acciones.
Webgrafía:
-grabación del cuento " Los 7 Bandoleros"
http://www.eticar.org/descargas/La%20psicologia%20del%20desarrollo%20moral%20segun%20Piaget%20y%20Kolhberg%20antecedentes%20y%20prospectivas.pdf
-http://reeduca.com/piaget-estadios-juegomoral.aspx